Te explicamos a detalle los 2 Tipos básicos de diabetes que existen
Llevar un estilo de vida saludable puede prevenir y controlar la evolución de distintos padecimientos, sobre todo de tipo crónico degenerativos. De ahí que el ejercicio regular y la buena alimentación no sean exclusivos de la gente sana, también son parte importante del tratamiento de distintas enfermedades.
¿Puede el estilo de vida afectar la salud?
Nuestro organismo está diseñado para trabajar en equilibrio, así que cuidar lo que comes cuida tu salud, pues aunque se sabe que en cuestiones de enfermedades la genética puede influir, el medio ambiente es determinante. Esto significa que no importa qué tan propenso puedas ser a padecer alguna enfermedad, si haces lo necesario para prevenirla, tienes parte del éxito asegurado; pero si por el contrario, aunque no tengas ninguna predisposición genética, no te cuidas, eres candidato a desarrollarla.
¿Qué es la Diabetes?
Es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de niveles altos de glucosa (azúcar) en la sangre, ocasionada por defectos en la producción de insulina, o en la acción de la insulina, o ambas. Se trata de una enfermedad crónico degenerativa, por lo que no existe cura, y de no ser controlada, puede acarrear otros malestares.
Diabetes Tipo 1, es en la que el cuerpo pierde capacidad para producir insulina, su aparición no sé encuentra muy clara y requiere de un estricto control y monitoreo por parte del equipo médico, además del uso de insulina exógena (insulino dependiente), sólo se presenta en una pequeña parte de la población y requiere de un chequeo muy cuidadoso, por lo que no trataremos el tema.
Diabetes Tipo 2, resulta la más común. Se asocia al estilo de vida sedentario y a desórdenes alimentarios. Se trata de una enfermedad que no aparece de forma espontánea, es más, se puede decir que se forma a través de años de descuido personal hasta comenzar a ocasionar problemas y síntomas.
Signos y síntomas de la diabetes tipo 2
A menudo las personas con diabetes tipo 2 no presentan síntomas, pero las señales más comunes son:
Sed excesiva
Ganas de orinar frecuentemente
Cansancio excesivo
Debilidad muscular
Pérdida de peso
Irritabilidad
Infecciones frecuentes
Heridas o moretones que tardan en sanar
Visión borrosa
Adormecimiento de manos o pies
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