Síndrome de Fatiga Crónica, Una enfermedad común, difícil de detectar
¿Te sientes intensa y permanentemente cansado, y esa fatiga no se alivia ni con el descanso o durmiendo varias horas? ¡Cuidado! Puede que sea algo más que sólo falta de energía.
Si el cansancio constante que padeces no se debe a la toma de medicamentos, infecciones, anemia, enfermedades neurológicas, musculares o endocrinas; cardiopatías, diabetes, problemas hepáticos o del riñón, tumores, depresión u otro padecimiento de tipo psicológico o siquiátrico, entonces puede que sufras del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC).
Síntomas
Como su nombre lo advierte, el principal síntoma del SFC es la fatiga extrema, con la característica de que ésta no se quita ni descansando ni durmiendo suficientemente, y puede estar acompañada con otras manifestaciones como son:
• Dificultad o impedimento para realizar actividades cotidianas, incluso aquellas que no requieren mucho esfuerzo.
• Haber dificultades de concentración, poca o nula memoria, estado de confusión, trastornos del sueño, jaqueca, dolor en los músculos, articulaciones (sin enrojecimiento ni hinchazón) garganta o ganglios (en axilas y cuello, principalmente), febrícula e irritabilidad.
• Todos estos síntomas se confunden, lo que hace más difícil el diagnóstico de la enfermedad.
Causas
Aunque se desconoce qué origina al SFC, se considera que ciertos factores influyen en su aparición; entre ellos destaca la edad, apareciendo principalmente entre los 30 y 50 años, aunque puede presentarse en cualquier etapa de la vida; el sexo, afectando más a las mujeres que a los hombres; el estrés crónico, la genética, algún padecimiento previo, daños en el sistema nervioso (como inflamación), o incluso, según consideran algunos especialistas, por la acción de algunos virus (como el del herpes humano tipo 6, o el de Epstein Barr).
Diagnóstico
Una vez que se han descartado enfermedades que puedan confundirse con el SFC (como fibromialgia, esclerosis múltiple, hipotiroidismo, anemia, problemas cardiacos, entre otros), el diagnostico debe establecerse mediante la exploración clínica y el historial del paciente, quien debe presentar por lo menos cuatro de los síntomas de este síndrome, además de la fatiga extrema durante mucho tiempo, pudiendo ayudar la realización de estudios sanguíneos (conteo de glóbulos blancos) y una resonancia magnética del cerebro, pues se han observado resultados anormales en algunos enfermos con SFC, a quienes se les han hechos estos análisis.
Tratamiento
No existe cura para el SFC, por lo que su tratamiento se enfoca a disminuir o aliviar los síntomas. Algunos de los medios empleados son:
Uso de medicamentos para reducir el dolor, la ansiedad, depresión y febrícula.
Relajarse físicamente con ejercicios sencillos, que no requieran grandes esfuerzos.
Relajarse mentalmente, con actividades que animen y generen satisfacción al paciente.
Llevar una terapia cognitiva-conductual, es decir, que ayude a corregir los hábitos y la mentalidad hacia una perspectiva más positiva.
Dividir las actividades que requieran grandes esfuerzos, en menores y mejor manejables.
Hacer menos actividades en días de mayor fatiga.
Descansar más y relajadamente en los días de más fatiga y dolor.
Distribuir equitativamente el tiempo de actividad, reposo y sueño.
Procurar una vida social activa.
Consumir una dieta saludable, rica en ácidos grasos, vitaminas, antioxidantes y minerales.
Al síndrome de fatiga crónica no sólo puede llegarse por estrés. También se describen otros mecanismos, como las infecciones crónicas por ciertos virus, alteraciones del sistema de defensa del cuerpo (sistema inmune), alergias crónicas, enfermedades del sistema nervioso degenerativas y un desequilibrio hormonal. En todos los casos hay que considerar que esta es una enfermedad “nueva”, y que en todos los casos hay que consultar al médico para encontrar la mejor solución y lograr vivir mejor, con más equilibrio y niveles de estrés más bajos.
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