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MOBBING, Psicoterror en la oficina, Puede ir desde algunas burlas y malas actitudes hasta una franca agresión.

MOBBING, Psicoterror en la oficina, Puede ir desde algunas burlas y malas actitudes hasta una franca agresión.

¿Alguna vez fuiste víctima de una pandilla de grandulones cuando eras pequeño? Te hostigaban todo el tiempo, te quitaban tus cosas, se burlaban de ti, te humillaban delante de las niñas, te hacían sentir cucaracha y, quizás hasta te golpeaban. Este verdadero acoso que nos parece cosa sólo de niños, se ha trasladado a las oficinas y comienza a constituir una verdadera peste mundial, que ha alcanzado niveles alarmantes,al grado que hasta en algunas naciones como Irlanda, este tipo de acoso de oficina ya constituye un auténtico delito que se paga con cárcel, y que ha tenido consecuencias tan graves como el suicidio de la víctima.

Acoso variable

Se le llama “mobbing”, palabra que viene de “mob”, chusma, y que en nuestra lengua florida podría ser algo como “echar montón”. Sólo que en este caso el acosador no siempre es una palomilla, sino que puede ser una sola persona. Y, como ahora estamos tan sofisticados, existe un mobbing “vertical”, que es el acoso de un patrón hacia un empleado o viceversa, y un mobbing “horizontal”, que es el que viene de una persona que está a tu mismo nivel. El acoso suele ser psicológico y social, pero puede llegar a la agresión física, o incluso al hostigamiento sexual el cual, de todas las formas de mobbing, suele ser uno de los más dañinos y el único tipificado como delito por las leyes de nuestro país.

Los Mejores Regalos

Es mobbing cuando…

El hecho de que tu jefe te hable golpeado los lunes o cuando está de malas no constituye necesariamente un mobbing. Tampoco el que un compañero de trabajo, o un subalterno, te juegue alguna vez una broma pesada. Según los expertos, para que el acoso pueda calificarse como mobbing debe ser sistemático y prolongarse durante más de dos semanas seguidas. Este acoso oficinesco tiene por objeto minimizar a la víctima, quitarle su autoestima, restarle importancia en la empresa y ocasionarle todo el daño posible sin necesidad de darle una golpiza. Porque se trata de un hostigamiento psicológico, un verdadero psicoterror insidioso, perjudicial y no siempre franco, sino que puede ser sutil, dependiendo de la personalidad del acosador.

Algunas acciones que constituyen mobbing son, por ejemplo:

Tu acosador no te deja hablar, o te interrumpe constantemente.

Ridiculiza lo que dices.

Ignora tu presencia y habla con otros de ti como si no estuvieras presente.

Te molesta con llamadas telefónicas constantes.

Critica todo lo que haces, no hay forma de complacerle.

Te grita y te insulta.

Te asigna trabajos aburridos, muy por debajo de tu capacidad.

En el otro extremo, te sobrecarga de trabajo, sabiendo que no lo tendrás a tiempo.

Suelta chismes y rumores sobre ti.

Te esconde, te quita o te descompone tus herramientas de trabajo.

Si tiene poder, te baja de nivel jerárquico, o te disminuye el sueldo.

Se mete con tu vida privada.

Si el acoso es sexual, condiciona tu ascenso o la asignación de un trabajo especial a que accedas a sus peticiones, te toca constantemente, te mira y te habla en forma lasciva.

Las posibles consecuencias

Las víctimas del mobbing suelen comenzar a presentar síntomas comunes, como si se tratara de una enfermedad. Estos síntomas son: inseguridad, apatía, falta de motivación, irritabilidad, trastornos de memoria, falta de concentración, rasgos depresivos, menor rendimiento laboral y enfermedades sicosomáticas como migrañas, trastornos digestivos, erupciones cutáneas y dolores musculares. Si el mobbing persiste y la víctima no hace nada por detenerlo, las consecuencias pueden ser bastante nefastas. Desde la frustración por la impotencia y el tener que aguantar las agresiones ante la imposibilidad de encontrar otro trabajo, hasta la pérdida efectiva del empleo y, en muchas ocasiones, el alcoholismo, la drogadicción o el suicidio.

Cómo deternerlo

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Detener el mobbing es cuestión primero de actitud, y después de estrategia. Aquí, las recomendaciones de los expertos.

Actitud. Lo que el acosador quiere es molestarte, es obvio. El mobbing pierde gran parte de su encanto si la víctima demuestra que el hostigamiento realmente no le afecta. Esto requiere, como puedes suponer, de una gran presencia de ánimo. Si el mobbing viene de un jefe, haz lo que te diga y no te opongas, pero mantén siempre una actitud positiva y alegre ante lo que venga. Si es de un subalterno, no permitas que sus acciones te afecten tanto como para perder el control (es lo que él o ella quiere que hagas). Si viene de un compañero, puedes llegar incluso a reírte de sus esfuerzos; la risa suele desarmar las agresiones.

Estrategia. Un mobbing se detiene buscando la cabeza. No la de tu acosador, claro, sino que se trata de llegar a gente que esté por arriba de él, y que pueda pararle el alto. Esto se facilita mucho en el caso de que seas la víctima de un subalterno, porque después de todo eres el jefe y eres mucho más poderoso que él. Si quien te acosa es un compañero, debes recurrir al jefe de ambos, o a su jefe directo. Y si es tu jefe, tienes que irte al director de la compañía (nota al margen: si tu acosador es el máximo director de la compañía, mantén tu actitud positiva).

Antes de quejarte de mobbing con tus superiores, la estrategia es la siguiente:

Lleva un registro del acoso. Una especie de diario en donde incluyas cada episodio, la fecha, la hora, el lugar, lo que ocurrió, lo que se dijo y cómo te sentiste. Conserva una copia en tu casa.

Busca testigos y otras víctimas. Probablemente no eres la única persona que ha sido acosada por este individuo, así que investiga entre tus compañeros. Puede ser que encuentres a otros que apoyen tu queja.

Haz al acosador responsable de sus acciones. Di a la gente lo que te ha hecho. La privacía y el secreto protegen a los hostigadores, pero la exposición generalmente les quita

fuerza, porque los exhibe y merma

su poder.

Lleva un registro de tu desempeño en el empleo. Guarda copias de evaluaciones y memoranda que testifiquen la calidad de tu trabajo. El acosador puede cuestionar tu desempeño laboral para justificar su comportamiento.

Presenta una queja formal. Toda esta estrategia de información te servirá como prueba a la hora de presentar tu queja. Y también sería importante contar con gente que esté dispuesta a atestiguar en tu favor.

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